Lo primero es conseguir unas buenas almejas y meterlas en agua fría con sal para que se limpien. Al mismo tiempo trituramos bien de perejil y ajo. Lo ponemos en una cazuela grande con un poco de aceite. Cuando este más o menos echo le añadimos las almejas y lo dejamos hacerse hasta que las almejas estén abiertas. En ese momento les ponemos un chorrito de vino blanco y un poco de sal.
Para dejar una salsa consistente lo mejor es coger un poco de la salsa en un vaso añadirle harina y un poquito de pimentón dulce y una gota de picante. Lo removemos muy bien y lo rociamos por encima de las almejas. En este momento es importante remover bien para que todos los sabores se mezclen bien. Dejar un par de minutos a fuego lento y luego servir.
OJO: las almejas que estén cerradas retirarlas ya que suelen estar malas.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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